HISTORIA DEL FOOT BALL AMERICANO EN EL I . P . N .
A finales del siglo pasado el fútbol americano todavía no estaba reglamentado y se jugaba mas con buena voluntad que con técnica, más con entrega y espíritu que con utilería apropiada y puede señalarse que el primer juego disputado en tierras mexicanas se realizó en los llanos de Jalapa, Veracruz, en el año de 1896. Si bien hasta 1929 se lanza la primera convocatoria para llevar a cabo el primer torneo organizado, en el cual intervienen la Asociación Cristiana de Jóvenes (la famosa "guay" o YMCA), la UNAM, el Centro Atlético y el Deportivo Internacional.
Desde luego, según lo afirman algunas versiones, en 1926 se integra el que se considera primer equipo formal de fútbol en el Instituto Técnico Industrial " ITI ", con la dirección de Lauro Mendoza Ángel, y que llegaría a constituirse en la base del más fuerte representativo del ITI en 1934. Pero hay que señalar, tal vez como antecedente de ello, que para 1926 ya había otros equipos incipientes de las Escuelas Técnicas, como es el caso del representativo de la Escuela de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (conocida como EIME desde 1921 hasta 1931), el de la Escuela de Comercio -que dirigía el "all american" José Martínez Zorrilla-, el de Constructores y otros mas. Aunque se debe reconocer que el equipo que mayor apoyo recibió de parte del ingeniero Wilfrido Massieu (tal vez por el gran entusiasmo de sus participantes) fue el del ITI, que ya en 1933 era reconocido por su espíritu indomable.
El éxito que alcanzan varios
jugadores que actúan en la categoría superior los proyecta para integrar la
Selección, como respuesta a la convocatoria que publica el entonces
Presidente de la Federación Deportiva de las Escuelas Técnicas, doctor Octavio
Gómez Haro, y es así como llegan a la escuadra nacional Ernesto
Villarreal, Antonio Romay, el propio Gómez Haro (quien asume la capitanía del
equipo), Juan Ugalde , Tepichín , José Ruiloba, Manuel Crespo, Jorge Navarro, Arturo Enrique Díaz
Cortés, Rodolfo Martínez Soto, Salvador Pinal, Manuel Uruchurtu, Luis Amezcua,
Antonio Cámalich, Alberto Parra, Armando Gómez Aceves, José Manzanilla, Rafael
Brizuela, Eugenio Durand, Mario Vázquez Lugo, Rafael Santín, Francisco Peláez,
Alfredo Rodríguez H., Oswaldo Olvera, Vicente Cosme y el masajista Enrique
Novoa.
Estos hombres
parten a su primera gira deportiva a la ciudad de Washington para jugar contra
el Central High School, ante el cual pierden con un marcador de 32 a 12. Al
equipo Nacional lo acompaña, por instrucciones del Presidente Lázaro Cárdenas,
la Orquesta Típica Lerdo de Tejada. Luego de ello, precisamente el 15 de
noviembre de 1934, la Selección debuta en México, ganándole al Centro Atlético
de México -CAM-, que había forjado su reputación al repetir como campeón
durante los años de 1931 a 1933. Este encuentro se realiza en los campos del
Club España, ubicado en La Verónica hoy Melchor Ocampo y Parque Vía. Mas tarde
la Selección, que entrena en el Estadio Salvador Camino Díaz, en el Casco de
Santo Tomás, se refuerza con jugadores del propio CAM y del Club Deportivo
Internacional.
En 1936, ya como escuadra del
IPN, derrota al equipo PUMAS de la Universidad, con lo que se abren espacios de
esperanza para el fútbol americano politécnico. Ese día -17 de octubre de 1936-
el equipo estrenaba nombre y se iniciaba la historia del "clásico". Al
respecto, el periódico Excélsior del día 18 de octubre de 1936, indica que este
primer juego entre el Politécnico y la Universidad se realiza en el Estadio
Nacional (ya desaparecido), ubicado en la colonia Roma. El triunfo fue para el
Politécnico (6-0) gracias a un pase que lanzó el gran fullback Roberto
"Shorty" Uruchurtu, a su hermano, el quarter back Manuel
"Manny" Uruchurtu, ambos ya fallecidos.
En esa temporada el equipo llevó
a cabo cuatro juegos internacionales (todos perdidos) y no se coronó porque,
sorpresivamente, sucumbió ante el Suizo, equipo al que había derrotado un mes
atrás por más de 30 puntos. A pesar de eso, lo importante era que el equipo
politécnico estaba ya en el máximo circuito y cumpliendo un papel de mucha
altura.
Ahora bien, a partir de 1937
comienzan a formarse los semilleros del fútbol americano del Politécnico tanto
en categoría intermedia como en segunda fuerza, provocándose con ello cierta
efervescencia que conduce a que se tome la decisión de que en los equipos del
IPN sólo jueguen estudiantes del propio Instituto, además de que se inician
esfuerzos para legislar sobre la elegibilidad de los jugadores. En cuanto a
competencias, el equipo participa en el primer juego nocturno, que se celebra
en el Campo España de esta ciudad.
El año de 1938 es fructífero por
partida doble pues, además de que el IPN vence a todos los competidores
-excepto a la Universidad-, se da un paso trascendente para el fútbol americano
de México, porque se legisla sobre las ligas juveniles e intermedias y se
fortalece la recién organizada Asociación de Fútbol Americano.
Los años siguientes son de
crecimiento y organización, de modo que en 1939, con la participación decisiva
de Francisco Laguardia, se forma el equipo infantil Politos, que cobra
preponderancia en todo el país precisamente por su organización -lo que se le
reconoce hasta la fecha-. Empero, mientras esto sucede -y el equipo de
Ferrocarriles sustituye al de la Universidad Obrera, en 1940, e ingresa el de
Chapingo al máximo circuito-, el equipo mayor del IPN sufre una sorpresivo
derrota -20 contra 7 puntos- ante la YMCA, que nulifica el empate conquistado
ante los pumas el 14 de diciembre de ese año y que tan grato sabor de boca
había dejado.
Y como en el deporte -al igual
que en todas las actividades humanas no hay plazo que no se cumpla, el equipo
guinda y blanco, aunque pierde ante el de la Universidad el 22 de septiembre de
1945 por un error arbitral, conquista su primer campeonato venciendo justamente
a la Universidad con marcador de 13 contra 12 puntos y alcanza, además, el
honor de ser el primer equipo mexicano que logra un triunfo ante un equipo
estadounidense, al derrotar al Stephen F. Austin, de Houston, Texas.
En 1948 de nueva cuenta se hacen
esfuerzos por legislar la elegibilidad, y se concluye que cada jugador sólo
podrá jugar en liga mayor un máximo de 5 años. Por otro lado, esta temporada la
Universidad sólo contrata juegos internacionales, pero como existe gran
expectación por el "clásico", éste se realiza fuera de calendario, de
modo que apesar de la derrota el Politécnico logra coronarse por segunda
ocasión; pero en el "clásico" sobresale la actuación de Manuel
"Pibe" Vallarí, quien hace una carrera de casi 90 yardas para anotar
un touch down.
Los dos años que siguen
(1949-1950) son de gran importancia para el equipo politécnico y, en general,
para el desarrollo del fútbol americano hacia el interior de la institución:
regresa el Reverendo Lambert, se obtienen dos triunfos consecutivos contra la
Universidad, además de otros tantos contra equipos extranjeros y,
particularmente en 1950, invicto, logra su tercer campeonato, derrotando en
fila al Pentatlón, la YMCA, la Normal, el Tecnológico de Estudios Superiores de
Monterrey, a la Universidad, al México City College y al Colegio Militar, en
tanto en sus diversas ligas participan y se desarrollan equipos como el del
Internado, Medicina Rural, Vocacional 2, Biología y las Prevocacionales 2 y 3,
entre otros. Inclusive se realiza el "Clásico del Recuerdo" con la
participación de destacados jugadores de las dos máximas casas de estudio del
país -UNAM e IPN-, y la asistencia de los jugadores "fundadores" del
equipo de la UNAM. La patada inicial la da el ingeniero Juan de Dios Bátiz. Por
último, esta etapa se cierra dignamente para las huestes del Politécnico, con
la asistencia al Tecnológico de Monterrey del reconocido jugador y entrenador
Salvador "Tarzán" Saldaña, invitado especial.
La década de los 50 no sólo trae
consigo la consolidación del equipo, sino el surgimiento de grandes jugadores,
entrenadores propios y, lo que marcaría un hito: la formación de los dos
equipos base del IPN, es decir, Poli-Guinda y Poli-Blanco. Pero en el ínterin,
en 1953, al regreso definitivo del Reverendo Lambert a los Estados Unidos de
Norteamérica, se realizan esfuerzos infructuosos por contratar los servicios
del mayor Robert Whitlow, entrenador del Colegio Militar, y del entrenador
asistente de Maryland University, Tommy Mont.
Así, se dan dos hechos
trascendentes: el Patronato de Fútbol Americano del IPN nombra al que sería un
entrenador triunfador -Uriel González, de 1953 a 1957- con tres campeonatos
consecutivos (1953, 1954 y 1955) y concluye la etapa del equipo único en Liga
Mayor iniciándose, a partir de 1958, con la propuesta de Octavio Gómez Haro, la
doble historia con el equipo formado por
Medicina-ESIA (luego Poli-Guinda)
y el que integran ESIME-Comercio (más tarde Poli-Blanco). Al primero lo dirige
Jacinto Licea y, al segundo,. Manuel Rodero, ambos colaboradores de Uriel
González.
En esa espléndida época,
jugadores politécnicos ocupan los lugares de honor, como es el caso de César
Luque (1953), Ramiro "Tigre" Medina (1954), Cándido Trapero (1955) y
de Miguel Cervantes (1956), quienes se hacen acreedores a la distinción de
"jugador del año" consecutivamente. Asimismo, en la temporada 1954-55
se presentan "las vitaminas" del Politécnico, un equipo de novatos
tipo Freshman, que en 1955 derrota a su similar de la UNAM en la ciudad de
Puebla por un contundente 30-0.
Y aunque la tragedia enluta a
las huestes politécnicos por el fatal percance en que pierde la vida el
excelente jugador Humberto Areízaga Rojo (jugador que se había iniciado en
Vocacional No. 2 y muere en un desgraciado accidente en el Popocatépetl, en
1954, y cuyo número "33" no es usado ya por el equipo Cheyenes desde
entonces, como homenaje), la hornada que surge es de primera línea:
"Mongol" Rivera, Eduardo Tapia, Omar Fierro, Víctor Bravo, Eduardo
"Lingote" Rivera, Vicente Cano, Artemio Yáñez, Carlos Yapur, Mario
Salum, José lñiguez, Enrique Frías, Hugo Ortega, Antonio y Raúl Azcué y
Fernando "Cácaro" Mendiola.
En 1958, y ya con dos equipos
representativos del IPN, cuando Mario Salum es declarado el "jugador del
año", otros nombres se agregan a la lista de estrellas, como son: Gabriel
Yapur, Felipe Almeraya, Mario San Roman, Javier Patiño, Carlos Díaz, Armando
Camargo, Mario Yáñez Correa, Enrique Flores y Carlos Harper.
Al final de esta década (1959),
la selección del Politécnico derrota a la Universidad por 20 puntos contra 12,
en tanto el Poli Blanco logra importantes victorias en Miami y Houston, con la
destacada participación de jugadores como "Wiliy" Areízaga, Ernesto
Larrache Rivera, Sergio Cuevas, "Gato" Palacio, Ramón Larradie y
Cornelio Chit. La década de los 60, no obstante el empeño de veteranos y
noveles, resulta poco productiva y de repetidos tumbos ante el
"odiado" rival, los Pumas de la UNAM. Así, en 1960 -25 de noviembre-,
con equipo de selección, se pierde por 7 a 6, y apenas si sé palia la derrota
con la nominación de Guillermo Areízaga, del Poli-Blanco, como mejor jugador.
Pero en 1962, cuando se
festejaban los 25 años de la fundación del IPN, la derrota ante los Pumas es
aún más dolorosa, por 13 puntos contra 7; y aunque en 1963 se cobra la afrenta
por un escandaloso 33 a 0, en 1964 otra vez los Pumas salen con los puños en
alto por un marcador de 18 a 14.
La camada de jugadores
destacados la forman Francisco Arana, Sergio Tejeda, Cuauhtémoc Peña, Víctor
Martínez –designado "jugador del año" en 1962-, Sergio W. Elorza,
((quien aun se encuentra vigente en el Foot Ball Americano del I.P.N., ya que
tiene 28 años ininterrumpidos de dirigir al equipo de los sioux de la
Vocacional 8 en sus categorias juvenil e intermedia; sumando ya hasta la fecha
34 años de dirigir equipos del Politecnico. Fue fundador como coach asistente
junto con Alfonso "La Chita Cabrera" del equipo "Aguilas
Blancas" Liga Mayor (1969-1970). Asi mismo informo que fue nombrado
jugador de la decada de 60-70, nominado como el mejor en su posicion (ala).))
Ramón González, Enrique Villafaña Huerta, Rodolfo Oropeza, Filiberto Armas y
"Atila" López, por los guinda; en tanto por los blancos destacan
Antonio Bradley, Cuevas, Juárez, Zapata, Nuño, Cruz y Antonio Trapero.
En 1963, el "jugador del
año" son dos y los dos de Poli-Guinda: Mario Yáñez Correa y Víctor
Martínez y surge, al año siguiente, otro "feroz enemigo": Chapingo.
Sin embargo, lo peor no ha
pasado: en 1967 los Pumas se cobran una cruel venganza y vencen, en el Estadio
Ciudad de los Deportes, por un desorbitado 52 a 0, que hace explotar al técnico
Jacinto Licea. Pero en el Poli Blanco las cosas no van mejor y luego del 14 a 0
ante los Pumas, también Mario San Román deja a los Cheyenes y, para colmo, se
pierde por 36 a 0, siendo ésta la postrer temporada de los dos politécnicos y
el cierre de una época de media luz.
Los acontecimientos
estudiantiles de 1968 marcan otro rumbo al deporte de las tacleadas, y si bien
en el IPN se decide formar un solo equipo con jugadores provenientes del
Poli-Blanco y del Poli-Guinda con Manuel Rodero como entrenador en Jefe, lo
cierto es que aquellos hechos y la Olimpiada hicieron imposible el propósito.
Rodero renuncia en 1969 y forma un equipo con algunos jugadores del
Politécnico, bautizándolo con el nombre de Cheyenes de Acción Deportiva;
entrenan en los campos del Deportivo Miguel Alemán, en Lindavista, con el
uniforme verde y blanco de los auténticos equiperos politécnicos, más luego los
cambian por verde y naranja. Los Pumas se enfrentan a este equipo varias veces
y el clásico no se realiza.
El Politécnico cierra esta
década, armando tres equipos: Búhos, de ESM-ENCB; Cheyenes, de ESIME-ESIA y
Águilas Blancas, de ESCA-ESIQIE, que se enfrentan, en ese orden, a Chapingo,
Universidad de Nuevo León y al Tecnológico de Monterrey. Se designa a César
Luque supervisor de los tres equipos y los Búhos hacen menos dolorosa esta
época al conquistar el campeonato invictos, con Jorge Villa colocado en el
segundo lugar de los anotadores de todo el torneo y nombrado el "jugador
del año".
Diversos cambios se suceden en
la década de los 70 cuando, al iniciarse, la UNAM decide inscribir tres equipos
en Liga Mayor: Cóndores, Águilas Reales y Guerreros Aztecas, que sumados a los
tres del Politécnico, a Chapingo, a la Universidad de Nuevo León y al
Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, dan forma a un campeonato con
9 participantes.
Sin embargo, por lo que respecta
al IPN, el mejor equipo es Águilas Blancas con un tercer lugar, pero al
reviviese "el clásico", los pupilos de César Luque caen por 24 puntos
contra 13. Por otro lado, al reanudarse el Tazón Azteca (antes de Plata),
contra Mesaby College, el equipo nacional gana por 7-6, con destacada actuación
de Hugo Lastinere, safety de las Águilas Blancas
En 1971 se acepta en la Liga a
los "Pieles Rojas" de Acción Deportiva (antes Cheyenes) con lo que
aumenta a 10 el número de equipos participantes; empero, aunque Águilas Blancas
repite como el equipo politécnico mejor clasificado, esta vez lo hace dos
escaños abajo y apenas ocupa el quinto lugar. Y, para completar este pobre
papel, el mejor anotador politécnico de la temporada Ricardo Strevel, ocupa el
octavo lugar, empatado con Sergio Chagary de los Pieles Rojas.
En 1972, se introducen algunas
modificaciones a la competencia, de modo que el sistema de todos contra todos,
"round robin", cambia por el de dos grupos de 5 equipos cada uno y se
establece la modalidad de los juegos de play off . Ningún equipo politécnico
logra clasificarse para esta ronda y sólo se conforman con tener en sus filas
al campeón anotador de la Liga, el pateador y corredor José Guzmán Vera, con 53
puntos, así como al subcampeón, Ricardo Villa, jugador de los Búhos, con 42
puntos. El Politécnico gana el clásico por 20-3 a los Pumas, en un juego
dirigido por Jacinto Licea y gracias a los goles de campo de Guzmán Vera, quien
es nominado por un periódico el "jugador del año".
Las Águilas Blancas regresan por
la venganza y, en 1973, arman un equipo que entrega buenas cuentas a los
aficionados, pues clasifican para el " play off ", en semifinales
derrotan a los Pieles Rojas de Acción Deportiva, que juegan con los colores
blanco y naranja, y en la final vencen a las Águilas Reales para conquistar así
su primer campeonato en el propio Estadio de Ciudad Universitaria En el equipo
sobresalen de nueva cuenta José Guzmán Vera, quien logra 58 puntos en la
temporada regular y 8 mas en los juegos de postemporada; los hermanos
Bustillos, que conjugan una gran labor, y Hugo Latisnere, que obtiene la
nominación como "jugador del año".
Asimismo, "el clásico"
lo gana el IPN por 19-13 con el regreso de patada que logró Ricardo Villa de
más de 60 yardas para una anotación emocionante. Por desgracia, en un incidente
lamentable muere una espectadora, y ello obliga la suspensión del
"clásico" el siguiente año.
En 1974 se regresa la
competencia de "round Robin" y aunque hay una buena camada de
jugadores provenientes de la intermedia de Cheyenes -sobre todo de los dos años
que anteceden, 1972 y 1973- y se designa como coach al texano Alex Sánchez, los
resultados no son buenos porque, paradójicamente, si bien se dan juegos
extraordinarios, lo que le vale a Sánchez ser nombrado el
"coach del año",
apenas se alcanza el séptimo lugar, con Rodolfo "Rudy" Ruiz de
Águilas Blancas en el quinto puesto entre los anotadores con un total de 54
puntos.En realidad, es la "temporada de oro" de los equipos
regiomontanos ya que comparten el campeonato los -Tigres de la Universidad y
los Borregos del Tecnológico.
Los años de 1975 y 1976, salvo
porque se forma un nuevo equipo en la ESIA con el nombre de Lobos Plateados, al
que dirige Manuel "Pibe" Vallari, los resultados para las escuadras
del IPN son francamente malos, porque aun cuando Águilas Blancas se proclama
campeón del grupo B, es vencido por los Pieles Rojas de Acción Deportiva, con
marcador de 55-27, en la semifinal en tanto Cheyenes ocupa el cuarto lugar en
la temporada 1975. Carlos Bustillos, el half de las Águilas Blancas es nombrado
el "jugador del año" por ser el mejor anotador con 62 puntos en la
temporada, así como por el juego que dio contra los Pumas en el partido de selecciones,
que gana el Politécnico por 35-27. En lugar privilegiado queda también Rodolfo
"Rudy" Ruiz, half back de Águilas Blancas, al sumar 36 puntos en la
temporada.
En la siguiente temporada, si
bien "Rudy" Ruiz conquista el primer lugar como anotador con 66
puntos, los equipos politécnicos, a pesar de reforzarse con nuevos entrenadores
(como es el caso de Tom Badillo Bischop, para los Búhos), no logran mas que
terceros, cuartos, quintos y sextos lugares dentro de los grupos en que
participan; y el campeonato se lo llevan los Borregos del Tecnológico de
Monterrey derrotando a los Pieles Rojas de Acción Deportiva por 28-22.
En los tres años subsecuentes,
los altibajos en el fútbol americano que se juega en México repercuten también en
la actividad que desarrollan los equipos del IPN-. en 1977 los Pieles Rojas
ingresan al Politécnico, conducidos por Manuel Rodero. En este año las Águilas
Blancas quedan como subcampeones pero se pierde el "clásico" por
15-7.
Por otra parte, la tarea que por
siete años habían venido desarrollando los ingenieros Raúl González Apaolaza y
Jesús Flores Palafox, rinde sus frutos al crearse la Organización Nacional
Estudiantil del Fútbol Americano (ONEFA), y en 1978 proponen un sistema llamado
de "plantilla", que busca equilibrar las fuerzas entre los
contendientes, pues era ya evidente que algunos equipos congregaban a mas
jugadores de mayor calidad que otros y la competencia se tornaba desigual.
Este año, aunque las Águilas
Blancas cumplen una temporada aceptable, eliminando a los Tigres (que no han
perdido ningún partido en los pasados 2 años) en la ciudad de Houston por
marcador de 21-17, sucumben en la final frente a los Cóndores Universitarios
por 23-14.
Por último, a causa de diversos
problemas generados en Monterrey se expulsa de la ONEFA a los tigres de la
Universidad de Nuevo León, lo que sumado a la ausencia -en las dos últimas
temporadas- de los Borregos del Tecnológico, completa la década.
Al iniciarse los años 80, la Ola
Verde -equipo de la UPIICSA que había ingresado a la Asociación Mexicana de
Fútbol Americano (AMFA) cumple un papel aceptable contra equipos
semiprofesionales, pero a los equipos del IPN que participan en la Liga Mayor
no se les dan bien las caras y quedan en los cuatro últimos lugares de la tabla
de clasificación, excepción de las Águilas Blancas, que logran pasar a
semifinales, en las que derrotan a las Águilas Reales por 24-18, si bien
pierden la final contra los Cóndores Universitarios por 28-25. El primer lugar
de anotadores se lo lleva Sergio Cuéllar, running back de las Águilas Blancas
con 62 puntos, en tanto Alberto "Jamón" Ortega, fullback de los Lobos
Plateados ocupa el cuarto y Pedro Plata, el pateador de los Búhos, el octavo.
Sin embargo, el "clásico" no se realiza
Con la formación, en 1981, de
dos conferencias dentro de la ONEFA para hacer mas competitivo el campeonato-
se incorpora la Ola Verde a la conferencia "débil", pues la AMFA ha
desaparecido del panorama. Así, la creación de estas conferencias permite que
se coronen dos equipos politécnicos-. las Águilas Blancas por la Conferencia
Metropolitana, con destacada actuación de Carlos Cupido y Erick Strevel, y los
Lobos Plateados por la Conferencia Nacional ,Además, Cupido y Strevel comparten
la nominación de "jugadores del año" y el segundo se proclama campeón
anotador con 109 puntos. Y para redondear el año, el "clásico" se
pinta de guinda y blanco al son de 23-20.
Al año siguiente, cuando los
Lobos Plateados pasan a la Conferencia Metropolitana, la Ola Verde logra su primer
campeonato al derrotar a los Osos de Acatlán por 14-7 y a los Huracanes de
Aragón (ambos equipos de la Universidad) por 23-6, teniendo en Roberto Malpica
al mejor anotador de la Liga con 49 puntos.
Por su lado, las Águilas Blancas
clasifican en el 2o. lugar de su grupo y vencen en semifinales a los Guerreros
Aztecas (1 2-9) y a los Cóndores (16-8) en la gran final con Erick Strevel como
motor de¡ equipo al anotar 54 puntos en la temporada, obteniendo así el tercer
campeonato de su historia. No obstante, el "clásico" se suspende.
Las temporadas de 1983 y 1984,
en términos generales, son apenas regulares para los equipos del IPN; es cierto
que cinco jugadores politécnicos acaparan los lugares de honor como anotadores -Marco
Antonio Ramírez de Pieles Rojas, con 46 puntos-, Javier Martínez, Roberto Pérez
y Carlos Granados con 42, y Carlos Gómez Tagle, de Lobos Plateados, con 40
puntos, en la Metropolitana, en tanto en la Conferencia Nacional el jugador de
la Ola Verde, Enrique Vargas, obtiene el 2o. lugar con 66 puntos y la propia
Ola Verde conquista su segundo campeonato al derrotar en semifinales a los
Búhos por 1 9-13 y a los Toros Salvajes por 47-2 con Enrique Vargas, como líder
al anotar 54 puntos en la temporada, pero no se logra mayor brillo. Inclusive,
en 1984 desaparece Cheyenes tres equipos del Politécnico continúan en la
Conferencia fuerte.
Lo mas interesante de la
temporada, además de que este año si se realiza el "clásico" y los
politécnicos, dirigidos por Jacinto Licea, logran un claro triunfo por 21 -10,
es el hecho de que los jugadores del Politécnico logran colarse a los primeros
lugares de anotadores: Andrés Bravo, de Lobos Plateados, con 52 puntos, Roberto
Pérez, de Pieles Rojas, con 36; Ramón Cota, Ángel Gutiérrez, Enrique Morales y
Martín Zúñiga, todos de Águilas Blancas, con 32, 24, 24 y 20 puntos,
respectivamente.
En 1985 continúa el buen
accionar de la Ola Verde en la Metropolitana, en tanto los Búhos clasifican en
la Nacional pero pierden contra los Toros Salvajes de Chapingo, compensando su
derrota al hacer el 1-2 con Arturo Rosas y Profirió Teysier como máximos
anotadores de la Liga. Las Águilas Blancas clasifican en 2o. lugar y se
enfrentan a los Pieles Rojas, que hacen la mejor temporada de toda su historia
dentro del Politécnico, aunque sucumben ante los Cóndores universitarios por
31-0 en el partido por el campeonato. En la lista de anotadores figuran Martín
Zúñiga, de Aguilas Blancas -segundo lugar con 64 puntos- y Daniel Orozco, de
Pieles Rojas, con 42 puntos. El "clásico" se pierde por 24-21.
Finalmente, en 1986, la crisis
económica invade al deporte de las tackleadas, sobre todo por el alto costo de
la utileria necesaria para cada jugador, y se toma la decisión de reducir a
tres los equipos representativos del IPN, volviendo a la tradición-. se revive
el Poli-Guinda, que dirige Jacinto Licea, el Poli-Blanco (que entrena en los
campos de los Cheyenes, en Zacatenco), bajo las órdenes de Víctor Martínez y el
Poli Guinda y Blanco, con Manuel Rodero como entrenador en Jefe. Desaparecen
las conferencias y se vuelve al "round robin" contra los equipos
universitarios que también se reducen a tres.
LOS HOMBRES MÁS SOLITARIOS DEL
ESTADIO
Chivos expiatorios, enemigos
públicos número uno, ángeles salvadores, sabios, brujos, charlatanes, ineptos,
ejemplos para la juventud, y tal y tal. Son los que pueden salir en hombros o
recibir piedras en sus automóviles. Se pueden enterar por los periódicos, que
sus jugadores los aborrecen o los van a buscar allende el Bravo Controvertidos
y criticados; siempre en la mira de miles de ojos, responsables
"únicos" del éxito o fracaso de los equipos. Son los hombres más
solitarios de los estadios de fútbol americano; son los entrenadores en jefe de
los equipos.
Desde la época de los
entrenadores-jugadores, allá por los años 33 y 35 (Enrique "Pirata"
Grajeda, José Alvarado, Alfredo "Coqueta" Pineda y Julio Estañol, por
cierto universitario), hasta nuestros días, todos los entrenadores han sido
motivo de comentario y de crítica. Pocas veces de alabanza
Robert P. Martín, entrenador de
un equipo de segunda fuerza del Colegio Americano de la Ciudad de México,
arribo a la fama cuando el representativo de las escuelas técnicas viaja a
Washington para jugar contra el Central High School, y pierde por un marcador
de 32-12. El viaje lo realizaron acompañados por una orquesta típica que
intervenía en el medio tiempo. Un 7 de noviembre
de 1936, antes de iniciarse en
juego, el entrenador desaparece y deja a la deriiva el equipo en tierras
extrañas: por lo que el equipero Manuel Uruchurtu asume las tareas de
entrenador-jugador.
El equipo eligió entonces (se
dice que por ser el menos "necesario"), a un personaje que estaría
ligado al Instituto y a su equipo de fútbol por 11 años: Salvador "Sapo"
Mendiola. Y corresponde a él iniciar un largo y difícil camino para desterrar
las viejas costumbres, como las de inventar jugadas a la hora del partido en
lugar de preparar un estrategia desde antes o la de aceptar jugadores que no
eran estudiantes de la institución.
Fué tal el deseo de superación
que el "Sapo" Mendiola imprimió a sus actividades, que pronto ocupó
todos los "cargos" posibles en el equipo: trainer, médico, manager,
entrenador, aguador, preparador físico y todavía vendaba diariamente a los
jugadores que lo necesitaban, aun cuando había partido, lo que era francamente
agotador. Se cuenta, inclusive, que llegaba a falsificar la firma de su padre
(don Napoleón Mendiola, dueño de una joyería en las calles de Bolivar) para
avalar la compra de la costosa utilería. Es más, en la casa de éste instaló una
tina de diatermia para ayudar a los jugadores lastimados.
El récord del "Sapo"
Mendiola es el siguiente. 34 juegos ganados,25 perdidos y 5 empatados, sin
embargo perdió 10 "clásicos" y sólo ganó 1. Esta fue una de las
razones por las que lo sustituyeron por el padre Lambert J. Dehner, quien en
1945 conduce al equipo del IPN a la conquista de su primer campeonato, así como
al primer triunfo que un equipo mexicano logra en los Estados Unidos de Norteamérica.
El padre Lambert se ve obligado
a dejar el equipo y se hace cargo de él T. Riggs (ex tackle de la Universidad
de Illinois y agregado de la embajada de los EUA, en México) junto con Manuel
Uruchurtu y Manuel Sánchez de la Cruz. Después de un año entra al quite el
"Sapo" Mendiola y a éste lo sustituye nuevamente el Reverendo Lambert
en 1949. Durante este año, y los tres siguientes el padre Lambert imprime al
equipo un espíritu y una fuerza moral especiales, así como un gran cariño por
los colores guinda y blanco, lo que los lleva a un muy buen nivel competitivo,
como lo demuestra su record: 43 juegos jugados, 36 ganados y 7 perdidos. De
ellos, 8 clásios jugados, con 4 ganados y 4 perdidos
Por razones de salud el
Reverendo Lambert tiene que abandonar el país y lo sustituye Uriel González, ex
jugador, con él colaboran en el coacheo Jacinto Licea y Manuel Rodero. Los
juegos en que participa Uriel González son los siguientes: 41 jugados, 31
ganados, 8 perdidos y 2 empatados. En lo que clásicos se refiere: 8 jugados, 4
ganados, 3 perdidos y 1 empate.
Además, en 1953 obtuvo tres
triunfos internacionales contra equipos de EUA y de Cuba. Por último, cabe
señalar que con Uriel González concluye la época en que el IPN contaba con un
solo equipo en Liga Mayor.
DE PORRAS, MADRINAS, ANTORCHAS
Y.. BURRAS
Las porras para apoyar a los
equipos de futbol americano nacen de la tradición colectiva, que conjuga
emociones y sentimientos. El "siquitibum ". cuyos orígenes se pierden
en la memoria, el "alirón, alirón ", herencia de los españoles
refugiados en México, se utilizaba indistintamente por los seguidores de los
equipos politécnicos. Sin embargo, había que crear la propia porra politécnico.
El ITI había generado algunos
cantos de guerra, que luego fueron adoptados por el Politécnico, pero otros
desaparecieron, como aquel:
"Rueda, llanta y volante,
Rueda, llanta y volante,
El ITI siempre adelante".
En una publicación del Partido
Unificador del ITI, Pro-Planilla Roja, se muestra ya la intención de
"presentar un núcleo fuerte y disciplinado para alentar a nuestros amigos
que jugando fútbol americano , defienden los colores del Politécnico". Ahí
aparecen las rimas:
"Ixtlixóchitl, reina
Xóchitl
Moctezuma, Ilhuicamina, Cacama,
POLITÉCNICO, POLITÉCNICO,
RA RA RA"
Según algunas versiones, esta
rima la escribió Aníbal Gallegos, estudiante de la ESCA en 1936. Por otra
parte, Víctor Chambón, miembro del equipo de fútbol americano fundador, era
autor de algunas canciones que se cantaban (y aún se cantan) en los equipos del
IPN. En 1937, un grupo que formaría la primera porra institucional le pidió que
inventara alguna para el Instituto, así que él y el grupo de porristas inician
lo que sería una creación colectiva: el "Huelum".
Al respecto, se dice que cuando
se quería reunir algún grupo de estudiantes para faltar a clase, se gritaba
"¡Huelga! ¡Huelga!" y que este grito se fue deformando hasta dar el
"¡Huelum!" ' - asimismo, que se pensaba que el Instituto Politécnico
Nacional tendría que escribir páginas de emoción y gloria en todo, y de ello
derivó el "Gloria" Y como se quería una porra con mucho
"pegue" a alguien se le ocurrió que la palabra ideal era
"cachiporra" para rimarla con "pim-pom-porra ". Así se
formó el "Huelum ", que es hoy el grito de guerra en todas las actividades
deportivas del IPN. Inclusive, como se sabe, ha sido musicalizado por Dámaso
Pérez Prado, en el ya famoso "Mambo del Politécnico"
Otro ángulo interesante de la
historia del fútbol americano del IPN lo forman las "madrinas" que
han acompañado a los equipos en sus compromisos importantes. Nombres de mujeres
como Leonor Yamauchi, Lupita Torres, Guillermina Vera Bulle (reinas del ITI),
Esperanza "Pera" Garza, María Esther Williams, Ana Bertha Lepe, Katty
Jurado, Elsa Aguirre, Evangelina Elizondo y Angélica María, sobresalen en una
larga lista.
Desde luego, cuentan también los
animadores o jefes de la porra, entre los que se incluyen Antonio Barajas,
Eduardo Vázquez y Juan Ruiz Moscoso, dentro de la primera época del
Politécnico. Después vinieron el inolvidable "Ciego" Ortiz y el
"Richard", quienes también participaban en la organización del
desfile de equipos de Liga Mayor que partía del Monumento de la Revolución a la
Alameda, lo que ha sido retomado por algunas ligas infantiles de fútbol
americano del Distrito Federal.
La costumbre de encender
antorchas en la tribuna del equipo ganador del "clásico" (juego de
Liga Mayor entre la Universidad y el Politécnico) se inicia en 1945, durante la
celebración del tercer "clásico". Así festejó la tribuna politécnica
el triunfo de su equipo y luego se ha hecho tradición, sobre todo en los juegos
que se celebran a media tarde y cuya conclusión es entrada la oscuridad.
Por último, hay diversas
historias en relación con la adopción de la burrita blanca como mascota del
IPN. Una nos habla del arriero cuya ruta cotidiana pasaba justo enfrente de
Santo Tomás y que un día se vio obligado a dejar encargado su animalito, que de
buenas a primeras apareció en los terrenos politécnicos, tal vez por inquieto
se gano el afecto de los estudiantes.
En otra se dice que fue Aurelio
Campos, jugador del semillero creado por el "Sapo" Mendiola para los
equipos de Liga Mayor, quien en 1947 propuso el Burro Blanco como mascota.
Otros aseguran que la primera burra del IPN era ¡parda! y que fue traída por
Antonio Cámalich Parada y Leoncio Islas, ambos miembros del equipo fundador del
IPN. La burrita estaba enférma y la trajeron a
curar.
No falta quien asegura que el
semoviente plácidamente se quedó en el campo una vez que se cercaron las instalaciones
del IPN, y que sólo fue una coincidencia afortunada su designación como
mascota. ¿Cuál será la versión cierta?
HABIA UNA VEZ UN HALF IZQUIERDO
1981. Jack Foulner, antiguo
coach y ahora director del equipo profesional de fútbol americano Carneros de
los Ángeles promueve ante la Fundación Internacional del Deporte
(coorganizadora de la Olimpiada de 1984), la candidatura del único deportista
mexicano que hasta la fecha ha ingresado al Salón de la Fama de esa Fundación:
Manuel "Pibe" Vallarí.
Atletas inolvidables como
"Red" Greenge o el pentatleta Jim Thorpe, estrella olímpico sin
comparación, forman parte del selecto y exclusivo grupo de personajes de dicho
Salón de la Fama. Y para ingresar a él es necesario ser más que un gran deportista:
hay que resistir al tiempo. Un grupo de traductores revisa, canaliza y avala el
contenido de las carpetas que se se envían para su estudio, así que cuando se
solicitó a México el jersey blanco con el número 21 -que identificó al
"Pibe" Vallari por muchos años-, se supo que había sido aceptado.
El 21 de mayo de 1981, Jim
Capaletti ganador del Premio Heisman, así como Roger Staubach quarter back de
los Dallas Cawboys, el all pro Andy Robustelly, de los Gigantes de Nueva York y
el legendario beisbolista Mike Mantle además de los telegramas de felicitación
de Ronald Reagan, presidente de los EUA, de la Cámara de Senadores de aquella
nación y del ex-presidente mexicano Miguel Alemán- acompañaron la designación
de Manuel "Pibe" Vallarí como miembro del Salón de la Fama, para
convertirse así en el primer -y único hasta la fecha- mexicano que logra esta
distinción.
Ese mexicano había defendido por
10 años los colores guinda y blanco del Instituto Politécnico Nacional llenando
páginas y páginas con su brillante carrera deportiva para la historia del
fútbol americano. Só1o cabe aquí citar al periodista Alberto Cardeña de El
Universal, quien en 1946 escribió emocionado. "Pibe". ojalá sigas
muchos años en este deporte para que yo pueda contar más tarde a mis hijos:
Había una vez un half izquierdo...".
CON CASTA Y CORAJE... SERA UN
GIGANTE
Ningún equipo mexicano de fútbol
americano ha logrado emular la hazaña que los invencibles Cheyenes lograron en
las ligas intermedia y juvenil en los años 1948, 1949, 1957, 1958 y 1959,
cuando se coronaron campeones, con particular jerarquía en 1958, pues
desarrollan una temporada sin recibir una sola anotación. Inclusive durante
1959, el batallador equipo de la Vocacional 2 estuvo apunto de repetir la marca
del año anterior, pero en el último juego de la temporada recibe puntos en
contra.
En la intermedia, los aguerridos
y encastados jugadores de verde y blanco fueron subcampeones en 1951 y 1952,
así como campeones en 1953 y 1954 bajo un sistema muy peculiar de definición
del "mejor equipo de la temporada". Otra vez en 1955 se quedan con el
subcampeonato -que es ganado por el Internado del IPN- pero se lleva en fila
las coronas de 1956, 57, 58, 59, 60, 61 y
62- siete años consecutivos!
para convertirse en un equipo prácticamente invencible.
En 1965 comparte el campeonato
con el equipo de la Vocacional 5 y en 1973 con la dirección de los hermanos
Díaz Ibarra, logran el subcampeonato. Luego, durante 1980 y 1981, el equipo
dirigido por Jorge León, obtiene el campeonato y el subcampeonato,
respectivamente, pero por desgracia estos equipos de intermedia no logran
mantenerse y participar juntos en Liga Mayor.
Muchos son los jugadores de
fútbol americano que han sobresalido defendiendo los colores del IPN, algunos
han sido recordados en estas páginas, otros, sin duda, involuntariamente
omitidos -olvidos, falta de datos, estrechez de espacio-. Pero tal vez los
criterios coincidan al señalar como máximos exponentes de la furia y el
espíritu guinda y blancos a jugadores como Octavio Gómez Haro, en la década de
los 30, a Manuel "Pibe" Vallart en los actos 40, a Humberto Areízaga
y Ramiro "Tigre" Medina en los 50, a Víctor Martínez en los 60 y, en
los 70 y 80 a hombres como Hugo Lastinere, Rodolfo Ruiz, Víctor Ramírez, los
hermanos Bustíllos y los hermanos Strevel.
Algunos otros que, como Carlos
Cúpido y José Guzmán Vera, han ido a probar suerte en el fútbol profesional de
los Estados Unidos de Norteamérica y que, como es el caso de Guzmán Vera, son auténticos
valores del fútbol estudiantil mexicano. El por ejemplo, participa en 9 juegos
de pretemporada con equipos profesionales como los 49's de San Francisco, los
Rams de los Ángeles y los Oilers de Houston, habiendo anotado, en 1972, en
Santa Ana, California, un gol de campo de 52 yardas que le valió el
reconocimiento aun de sus rivales, inclusive, ese mismo año, el Politécnico
gana el "clásico" a los Pumas con la aportación de ¡cuatro goles de
campo! de Guzmán Vera, por lo que recibe el trofeo "Heraldo" que
concede el diario capitalino El Heraldo de México.
· · Armando Fernández, ex-jugador politécnico
proporcionó a Hugo Licona, esta Historia del Futbol Americano en el Instituto
Politécnico Nacional. A su vez, Armando desea citar la fuente de esta
información, lo cuál hacemos con mucho gusto.
"50 AÑOS EN LA HISTORIA DE LA
EDUCACIÓN TENOLÓGICA"
1988
INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL (PAGS. 257
A 272) COORDINACIÓN DE INVESTIGACIÓN HISTORICA:
MARIA DE LOS ANGELES RODRIGUEZ ALVAREZ,
MAX KRONGOLD PELZERMAN